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sábado, 28 de mayo de 2011

Hoy quiero confesar...

Sí, tengo que confesarlo. Me he enganchado al peor de los realitys del mundo. No me enganché a gran hermano, tampoco a supervivientes aunque esté Paquirrín que tengo que reconocer que me cae de lujo, ni siquiera veo sálvame ni en la versión de andar por casa ni en la deluxe, no me llama, no. Me confieso y me flagelo, me he enganchado al reality de Alaska y su marido, Mario Vaquerizo. Ahora ya podéis pegarme, escupirme e incluso retirarme el saludo, pero si no lo digo reviento, me repugna y me atrae con la misma intensidad, que yo supongo que es lo que pasa normalmente con estos programas, y es que, tengo que admitirlo, a mi lo que me gusta es meter la nariz en casa de la gente y husmear en sus vidas.


Hay una escena en mi adorada “ lo que el viento se llevó” que viene a ilustrar muy bien lo que quiero decir, los hombres han salido a hacer una batida y matar a unos rufianes que han agredido a Escarlata y son detectados por la policía, Rhett les ofrece como coartada, decir que sus maridos, han estado toda la noche jugando y bebiendo en casa de Belle Watling una prostituta, lo que supone un motivo de vergüenza para todas las mujeres, sin embargo, una de ellas no puede evitarlo, y acercándose con disimulo a su marido, le pregunta:

- ¿ Y como tiene la casa? ¿ es verdad que tiene lámparas con cristales de colores y cortinas rojas en todas las habitaciones?
Esa, amigos míos, seria yo, a mi no me daría vergüenza, a mi me daría envidia por no haber podido entrar yo a cotillear.

Pues volviendo al tema de Alaska y el marido, me encanta meterme en sus rutinas, ver lo que comen, en que invierten sus días, como interactúan entre ellos y con su entorno y ver, que efectivamente son tan raros como parecen. Tengo que decir que sobre todo el, lo cual me reafirma en ese refrán popular de “ unos crían la fama y otros cardan la lana”, el tipo está obsesionado con adelgazar y hacerse operaciones de estética, no se si porque el espejo que tiene en su casa es como esos de las ferias que te deforman la imagen y te hacen parecer mas gordo de lo que estas en realidad o porque el pobre tiene alguna enfermedad mental, debe ser esto ultimo, ya que si no, no concibo que además se gaste 13000 euros en una cazadora horripilante y se pase el día navegando por eby y comprando ejemplares antiguos del periódico “el caso” y de la revista superpop.

Pero para terminar rompiendo una lanza a su favor, tengo que decir que, curiosamente, el tipo es educadísimo y que siempre pide las cosas por favor y da las gracias, lo cual en los tiempos que corren, es muy positivo, además me gusta ver que en su caso, es ella , Alaska, la que lleva la voz cantante en la relación, y os aseguro que esto no es muy común.

De todas formas, juzgamos sus rarezas porque se atreven a vivir la vida como quieren y admiten su originalidad y esperpento sin renegar de lo que son, al contrario, felices y encantados de haberse conocido. Sin embargo, cada día, nos encontramos con personajes que igualan o superan los niveles de “frikismo” de esta pareja y en cambio viven pensando que son normales.

Pude darme cuenta de ello el otro día en el tocólogo, estábamos esperando para entrar junto a varias parejas en igual estado, y siempre sucede que algunas de ellas se ponen a hablar de sus casos en particular, esto pasa en todos los médicos, sobre todo si hay viejos de por medio, se ponen a competir para ver quien esta mas pachucho de todos, pues esto es igual pero con los embarazos.

El caso es que había una pareja en la que, a pesar de que la embarazada era ella, no me cabe ninguna duda de que de ser médicamente posible, se hubiera quedado embarazado él por la intensidad con que lo vivía y la cantidad de detalles que tenía en cuenta, me dejó agotada y horrorizada a partes iguales. A lo que se ve le hacía una ilusión terrible lo de ser padre y llevaba a su mujer como un reloj, el era el que hablaba, explicando todos los pormenores del embarazo, los kilos que había engordado la pobre, los resultados de las ecografías y análisis, todo. Ella mientras tanto se limitaba a permanecer sentada, callada, con una sonrisita que decía, si, pero soy yo la que lo sufre, c...ya lo pagarás ya.

El colmo fue cuando llegamos al capítulo de los nombres, (si, para tanto dio la cosa) resulta que el hombre nos dijo que lo que iba a tener era niña y que esperaba que los médicos no se hubieran equivocado porque habían comprado todo rosa, hasta la cuna. Lo más vomitivo para mi gusto, vino cuando comentó, que el nombre aun no lo habían decidido pero que él, se había comprado el “ gran libro de los nombres” y todas las noches se leía un capítulo, apuntaba los que le gustaban y luego, entre todos, haría una selección.


No me digáis que no dan ganas de mirar por la cerradura de la casa de esta gente para ver si tienen el baño pintado de rosa también o coleccionan botijos o muñecas chochonas. Seguro que más de una noche mientras el marido duerme tranquilamente, la mujer le observa fríamente pensando en si ir a la cocina y sellarle la boca con silicona para que no hable nunca más. Y es que, el que esté libre de rarezas que tire la primera piedra, yo por mi parte, seguiré fisgando en la vida de Alaska y su marido, a la consulta del tocólogo de momento y afortunadamente hasta que haya parido la mujer del marido raro, no voy a volver más.

lunes, 16 de mayo de 2011

Las cartas del destino

El ser humano está hecho para sobrevivir con las cartas que se le han repartido y muchas veces, nuestra forma de pensar con respecto a algo en concreto, no es más que una manera de defendernos como gato tripa arriba, de una mala mano de póquer del destino. Muchas cosas se sobrellevan mejor si nos auto convencemos de que, justamente esa forma de vida, o eso que nos ha sucedido,  es justo lo que queremos y en cualquier caso, como es lo que hay, intentamos tener la mejor vida posible con lo que nos ha tocado.
No me digáis que no queda esto mas bonito que la chorrada esa de la caja de bombones que sale en Forrest Gump.

Bueno, toda ésta parrafada filosófica viene a colación de varios acontecimientos que me han sucedido estos días y que como siempre me ocurre con las cosas más dispares, me ha hecho reflexionar.
Primero he reflexionado sobre la necesidad de ser como uno es, no hace falta que sepamos hacerlo todo y por supuesto, no hace falta que sepamos hacerlo todo bien.
Por ejemplo yo no se comprar en los mercados, me timan no puedo evitarlo. A mi que me suelten con un carro en el Carrefour y que no me dirijan la palabra en dos horas hasta que llegue a la caja y que cuando me hablen sea para decirme cuanto les debo, y punto. De este modo, yo voy tranquila y relajada por los stands poniendo en el carro lo que me de la gana sin que me estén diciendo todo el rato lo que tengo que comprar o si esta o no esta fresco el bacalao, me importa un pito la verdad, yo miro al bacalao, el bacalao me mira a mi y si hay flechazo nos vamos a casa y si no, pues me voy con la merluza y punto, sin dramas.
Volviendo al principio, yo creo que se me nota la incomodidad que me produce que me atiendan en los puestos de los mercados, ya que pongo de manifiesto mi absoluta incultura con los alimentos. No se como se limpian los gallos ni si quiero que me los pelen por los dos lados o por uno, no quiero llevarme la cabeza de ningún pez y menos si tiene un ojo vidrioso clavado en mi, me da igual que sea para hacer caldo, a mi el caldo de pescado me lo hace un señor que se llama starlux, y por mas frescos que estén, no, no me gustan los caracoles. Como todo esto deja bastante a las claras que soy una pardilla que entra en los posibles clientes tangables, dicho y hecho, si me la pueden colar me la cuelan.
El sábado sin ir mas lejos, vamos mi chico y yo al mercado con toda la ilusión a comprar un poco de pescado fresco, pretendiendo comportarnos como esas parejas a las que no nos parecemos en nada, que aprietan un melón y te dicen si está maduro, yo ni idea, lo compro y o acierto o lo tiro. Nada mes llegar, un gentío de los que aturden, aquí pasa algo, pensamos los dos, y nos vamos para dentro. Mi chico es mas pardillo todavía que yo en estas situaciones, y a el en cuanto un dependiente le dice ven, lo deja todo, a pesar que le tengo dicho que a mi, mi madre siempre me ha dicho que en los mercados primero hay que dar una vuelta y no pararse en el primer sitio que veas, pues eso hicimos, entramos por la puerta y en el primer puesto que nos dicen mira que frescas tengo las gambas, allá que nos vamos los dos, a que nos venda el pescado un negro cubano. Que no es que tenga yo nada en contra de los negros cubanos, pero tiene narices irte a comprar al mercado del grao pescado fresco con las paradas de pescadores que hay y acabar comprándoselo a un cubano, que los únicos clientes que tenia éramos nosotros, los pardillos.
Bueno, pues en esa tesitura estábamos, dejándonos engañar una vez mas, cuando yo, en un alarde de sapiencia le dije al cubano, oye me voy a llevar una sepia pero solo me la llevo si me la limpias bien que yo no se...el otro ¿qué me dijo?: claro mami, yo te la limpio...y yo tan contenta. Pues cuando se pone a limpiarla, aparece por el pasillo la Rita Barberá y sus palmeros, mira tu por donde tenía que ser ese día, y el mi pescadero, bueno, mejor dicho mi ex pescadero, ya que no creo que nos volvamos a ver las caras, que además de un fulero es un pelota, suelta mi sepia a medio limpiar, y en un papel de envolver el pescado escribe: VIVA RITA!, claro, la Rita y todo el séquito para allá que se vinieron a hacerse la fotito con el pelota y después de terminar y de marcharse sin saludar a los dos únicos clientes que había en la pescadería, así nos verían las caras, el otro disculpándose:
- No, si a mi en realidad me da igual quien gane, si yo no soy español y no puedo votar...
El caso que aprovechando la coyuntura, me metió en la bolsa la sepia a medio limpiar y cuando llegué a casa, nos encontramos con que al final, lo teníamos que hacer nosotros que no sabíamos.
Por eso digo que lo mejor, es que me dejen a mi rollo, que yo ya se lo que nos gusta, lo que se cocinar, lo que está a un precio razonable porque lo he comprado varias veces y sobre todo, siento que no me toman el pelo.

Otra cosa que me descompone bastante es ir al médico, claro vosotros diréis que eso le pasa a todo el mundo, pues no, hay gente que le encanta, que se pasa el día pidiendo hora para todo, que si para las medicinas, que si ahora una analítica, que si al neumólogo, que si al de digestivo, vamos que el ambulatorio es como su casa, a mi me pone enferma ir al médico, fíjate tu que paradoja.
Pues ahora con el embarazo me voy a poner las botas, así que volviendo un poco al tema de las cartas del principio, en esta mano me han repartido una jugada de paciencia, cambios físicos y psicológicos y sobre todo, muchas visitas al médico.
Pues como buen jugador del póquer de la vida, diremos que me encanta, que he estado esperando toda la vida para pasarme el día metida en el ambulatorio, que prefiero tomarme un trinaranjus a una cañita fresquita con un cigarrito (¡si, que pasa, me gustaba mucho, muchoooo!) y que los diez kilos ( por favor, por favor...) que voy a engordar, mas todo lo demás que prefiero, como autodefensa claro está, ignorar, es por una última y excelente jugada, lo sabremos dentro de siete meses, cuando ponga las cartas boca arriba y muestre mi escalera real.

domingo, 1 de mayo de 2011

Fin de semana de eventos

Este fin de semana en el que coinciden el fin del mes de Abril y el comienzo del mes de las flores, de María y de un montón de cosas más, está siendo movidito en cuanto a actividades diversas y para todos los gustos. Lo importante es que nadie se aburra, por eso, y por extraños caprichos de calendario, se han acumulado un montón de eventos mas o menos afortunados.

El viernes tuvimos la boda real inglesa, que propiamente dicha, a la mayoría de los mortales nos la trae al pairo, por mucho que los datos de audiencia, como de costumbre, desmientan tal afirmación.

Yo reconozco que aunque por razones logísticas evidentes no vi la retransmisión en directo, duraba cuatro horas y una tiene cosas que hacer, no tengo ningún problema en admitir que he visto después las imágenes y los modelitos, y también los detalles de los menuses que degustaron los regios invitados, la curiosidad me puede y confieso, que la descabellada estética de los royal brittish así como su ausencia de sentido del ridículo, me fascina.

Resulta chocante, por ejemplo y sobre todo en los ejemplares mas mayores de la familia, el contraste entre sus modales absolutamente estirados que hacen de ellos personas poco simpáticas e impopulares y las mejillas coloradotas que lucen, señal desde mi punto de vista, inequívoca, de que la mayoría de ellos le pegan al frasco con frecuencia, seguramente a solas y probablemente para paliar la evidente falta de afecto entre ellos y lo insoportablemente encorsetadas que están sus relaciones, lo que ha creado a lo largo de sus vidas, un montón de historias de amores desgraciados y traumas infantiles arrastrados durante años y que a veces, han terminado desencadenando verdaderos dramas .

También me maravilla el tema del vestuario en las celebraciones mas pomposas, como por ejemplo la del viernes. Yo creo que la falta de gusto de esta gente viene dada por el clima inestable que padecen. Como tan pronto llueve como sale el sol, acaban mezclando un impermeable con unas sandalias de tiras, o una falda de flores con un jersey de cuello vuelto, estas mezclas perpetradas durante años y años, han dado lugar a ese estilo inglés tan inconfundible, que hace de la ausencia de gusto y de complejos una bandera.


De este modo podemos ver a ancianas vestidas de chillones colores fucsias y verdes manzana, acompañados de sombreros, guantes y zapatos ortopédicos impagables.

O a jovencitas como las hijas de Sarah Fergusson que, tengo que pensar por su bien, que no tienen espejos en su casa, a la diseñadora de sus vestidos y sombreros habría que desterrarla de Gran Bretaña.


Se salva de la quema de las señoras Victoria Beckham, que al estar embarazada de 6 meses, ha puesto un poco de carne en sus huesecillos y estaba muy guapa.


 
Los hombres tampoco se quedan atrás, ya que, no entiendo muy bien por qué, tienden a vestirse de soldaditos de plomo, unos de rojo y otros de azul marino, según, pero todos están igual de ridículos.

En el menú, parece que se sirvió un bufé de exquisiteces inglesas, a saber: rollo de salmón ahumado, crepés de hierbas y hojaldres de mini salchichas, entre otras delicias. Al parecer, habían calculado 15 canapés por persona, ignoro la forma en la que llevarían la cuenta los camareros de cuantos se comía cada cual, al final pasaría como en las bodas bufé de todos los mortales, que unos se ponen las botas y otros siempre llegan a la bandeja cuando ésta ya está vacía, seguro que los teléfonos de un montón de países echaban humo al día siguiente criticando que algunos invitados se quedaron a dos velas.

Pero dejando a un lado la boda, éste fin de semana también hemos tenido fútbol, como no, sobre esto no me pronuncio ya que no despierta ni mi interés ni mi imaginación así que, como hay gente que le gusta y para la que es importante, me limito a constatar el hecho, sin más.

Y hoy domingo, tenemos la agenda a tope. Primero es el día de la madre, felicitaciones a todas ellas incluyendo a la mía, y también es el día del trabajo. Yo reconozco que no hay mejor ocasión que la de hoy con la situación de desempleo que vivimos, para salir a la calle a manifestarse por un empleo digno y por el derecho al trabajo, pero yo, mientras los sindicatos no cambien, me niego a asistir, es una cuestión de principios.

También, tal día como hoy, resulta que beatifican a Juan Pablo II. Hay muchas cosas que me alejan ya de la iglesia católica y el tema de las beatificaciones y santificaciones es una de ellas. Dice la frase que no hay mayor crédulo que el que necesita creer y los católicos, tienen una gran capacidad para creer en aquello que les conviene. Resulta que para beatificar al susodicho, entre otros milagros sale una monja diciendo que le curó el Parkinson, ya que ella le pidió que intercediera por su enfermedad ante Dios y a los dos meses estaba curada. Resulta que Juan Pablo II te quiere todo el mundo, tenía Parkinson ¿por qué no se curó él mismo? Y si era tan bueno y milagroso ¿por qué no hizo algo efectivo por los demás aparte de rezar en latín y largarse de viaje cada dos por tres obligando a los países a gastarse un pastón en váteres para recibirle?.

Lamentablemente y como todos sabemos, los milagros no existen y tampoco los santos, sólo existen las personas mas o menos buenas pero esas, desde mi punto de vista, no están en el Vaticano, como por ejemplo, Vicente Ferrer.

Repasados ya, todos los eventos destacables, desearos que paséis un feliz día de la madre, yo me voy a comprar el Hola especial de la boda para ver todos los detalles.

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