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lunes, 13 de septiembre de 2021

Yo tengo un grupo de whatsap (PRIMERA PARTE)

 El otro día estaba recordando en plan abuelo cebolleta, las fases de comunicación por las que hemos atravesado antes de llegar a nuestros días.

Yo he vivido mi infancia en un momento en que la comunicación con tus amigos no pasaba de que el primero que salía a la calle a jugar, te llamaba al portero automático:

                                  ¿Quién es? ¿bajas? Si.

     Así de sencillo. Así de escueto. Después viene el siguiente nivel, en el que ya en plena adolescencia hacías uso del teléfono fijo que, normalmente, estaba en el salón familiar, incrustado entre el sofá donde se sientan tus padres a ver la tele y el otro donde se ponen tus hermanos.

Arriesgarte a que sonara en tu casa el teléfono fijo un domingo a las 16 horas, recién empezada la película de la primera cadena con tu padre empezando a dormirse en el sofá, tu madre fregando los platos en la cocina y tus hermanos presentes, solo se hacía si realmente valía la pena la cita, ya que tocaba aguantar el:

                                                              Te llama Alberto.

Abrir tu padre un ojo y dejarlo abierto toda la conversación, quedarse todos los demás escuchando y que venga tu madre de la cocina preguntando quien ha llamado, bastaba para desatar una tormenta de ideas sobre si es tu novio, la hora de llegada, si vais solos o va tu amiga de sujeta velas o que es “uno que es mu feo”. Era pura adrenalina.



Luego ya vinieron los móviles, los SMS, y por fin el whatsap. Si alguien nos hubiera dicho de niños que hablaríamos gratis con un montón de gente de cualquier parte lo habrían flipado.

¿y los grupos?  A saber, eres un loser si no tienes, como mínimo, 4 grupos básicos de whatsap que hoy resumimos y pasaremos a analizar a fondo en los siguientes post:

 Grupo de whatsap familiar:

Lo componen los miembros de tu familia próxima, hermanos, padres que sepan usarlo, hijos si son mayores y quieren estar y cuñad@s majos. Normalmente compartes chistes, fotos de celebraciones, planificas eventos familiares y también alguna bronca. De hecho, en alguna de ellas siempre hay alguien que abandona el grupo en un momento dado como si diera un portazo y cuando se le pasa, vuelve a entrar.

Grupo de whatsap de compañeros de trabajo:

Son los que te caen bien, punto. Ahí se critican a los jefes y a los que te caen mal, se cuentan chismes sobre otros compañeros, jefes y demás.

Grupo de whatsap de amig@s golf@s:

Normalmente es la gente con la que sales a cocerte alguna que otra noche, mandas chistes guarros, fotos de ti@s buen@s y planificas alguna que otra escapada. Este grupo normalmente da muchas satisfacciones.


Grupo de whatsap del colegio:

El peor y mas peligroso. Ahí cada uno es de su padre y de su madre y depende de con quien te toque, dan mas o menos el coñazo. Cuando alguien escribe en ese grupo normalmente es para perturbar tu paz interior con trabajos que no has hecho (si, si, seamos sinceros, la mayoría de los trabajos los hacemos nosotros, que me expliquen si no el milagro de un niño de 5 años haciendo una maqueta de un cuento de goma eva y papel cebolla que parece hecho por Ricardo Bofill. Un niño de esa edad quiere pisotearlo, no construirlo) o  material que no has comprado. Una conversación "aprietaculos" seria mas o menos así:

Pepita, alias la portavoz de la profesora: “hola ¿habéis comprado ya el material?" 

Tu: "Si, nosotros ya teníamos muchas de las cosas, xxx tiene mucho material para pintar y demás y lo vamos a aprovechar". O lo que es lo mismo, has cogido todos los restos de pinturas y lapiceros del chino que tenias por casa y se lo has metido en el estuche.

Juanita, alias la segunda al mando: "los lápices eran staedler del 2 o del 3 que no me acuerdo".

Tu pensando en voz alta: "¿Qué mierdas dice?¿ hay diseñadores para lápices también?"

Pepita: "uno de cada y la goma Milán 430."

Aquí tu ya has entrado en pánico, esa es una lista paralela que tu desconoces, sientes un nudo que empieza a crecer.

Tu: "yo esa lista no la tengo, no la han dado."

A continuación, se suceden diez mensajes que incluyen fotos de la lista, unos del niño sujetándola, otros de una mano que también muestra la lista e incluso hay un audio del “repelente niño Vicente” que te explica que “Amparo nos dio la lista ayer en valores, xxx la metió en la mochila delante de mí”.


P... niño... piensas mientras vas a la mochila y allí esta, entre migas de almuerzo y un dibujo de un monigote que pretende ser tú, hecha una bola, la puñetera lista…

Esa noche te vas a la cama derrotada, pero mañana ajustaras cuentas con xxx, al fin y al cabo tiene que ser responsable de sus cosas. Ahora un capitulito de tu serie de Netflix y ya lo pensare mañana, como Escarlata O´hara.

Continuara…  

domingo, 29 de agosto de 2021

Que nueve años no es nada...

Amigos,
me llena de orgullo y satisfacción...
Me parece que en los tiempos que corren, comenzar con esta frase no seria un buen augurio, así que lo dejaremos en que 9 años, una hija, varias mudanzas y algunos trabajos después, retomo El palomar, antaño fuente de muchas y muy diversas satisfacciones.
Que mejor manera de hacerlo que con un post veraniego y criticón. Lo fácil habría sido lanzarme a analizar la pandemia que padecemos, el tema de las mascarillas y sus distintas versiones para llevarla:
colgando de una oreja a modo de pendiente, sujetándonos la papada, con la nariz asomada a la ventana, o sea, justo por debajo de esta...

O también, las ridículas situaciones que provoca el tema de la distancia de seguridad, por ejemplo en el supermercado, la manía que tienen los cajeros de empezar a pasar los productos del siguiente cliente mientras tu haces malabares para darle la tarjeta de socio, pagarle y guardar la compra. Mientras, el pobre cliente de detrás que no quiere acercarse, observa impotente desde la distancia cómo sus productos se van acumulando al otro lado, lo que supondrá que cuando ya termine el tendrá que correr para darle la tarjeta, pagar y  guardar su compra antes de verse invadido por lo del siguiente...
Como veis, podría extenderme en este tema, pero quiero analizar hoy, en nuestro reencuentro, unos lugares que siempre me han llamado poderosamente la atención en todos mis viajes por carretera y que seguro que tod@s habéis visitado alguna vez:
las áreas de descanso. Esos lugares misteriosos y atemporales en los que todo y nada sucede. 

Tras desviarte de la carretera general, llegas a un lugar en medio de la nada, donde se ha eliminado todo vestigio de vida salvo la gasolinera mas o menos cochambrosa y la parte del bar/aseos/tienda de sobaos, quesos, miguelitos.
Uno siempre piensa que al bajar del coche, igual se abre la puerta y se llena el parking de zombies o entra en el lugar y todos los clientes y empleados resultan ser vampiros, el ambiente es propicio.
Tu ya, normalmente, vas en un estado vulnerable, con las piernas dormidas, los labios resecos y haciéndote pis. Te bajas del coche en esa explanada desértica y caminas como las muñecas de famosa hacia las puertas del lugar.


Una vez dentro, como se esta fresquito y ya se te han encajado las articulaciones de las caderas en su sitio, te animas un poco y te diriges a los baños, como primer paso de tu recuperación total. 
Suelen ser amplios, con bastantes wc, pero claro, no podía ser tan sencillo:
El primero esta embozado de papel, el segundo vamos a dejarlo en embozado a secas sin entrar en detalles, el otro esta encharcado, y el que queda está ocupado. Cuando por fin se abre la puerta, sale una señora de 70 años con cara de circunstancias, tu ya solo te repites:
- Por favor, que no haya cagao...
Una vez cubierta la necesidad numero uno, toca la necesidad numero dos: el avituallamiento.
Un buen refresco y algo de comer traducido en da igual la hora que sea pero tengo que meterme un bocadillo de lomo entre pecho y espalda si o si.
Los camareros de este tipo de negocio a mi me producen tristeza. No se por qué.
Antes solían ser solo hombres, entiendo que por la lejanía y los horarios de dichos establecimientos y había dos tipos claramente diferenciados:
Los "adisgusto" tipos callados, ojerosos y con mal color, te atendían con desgana y pocas palabras y se notaba claramente que preferían estar en cualquier otra parte. A estos les pedias la coca cola y el bocata y les pagabas rápido, poco contacto.
Después estaban los "voceadores" que eran justo todo lo contrario. Llegabas tu a pedir con una cola enorme detrás y después de hacerlo bajito y con todo el disimulo, el tipo lo cantaba:
- Dos Coca-Cola Zero y dos bocatas de panceta con pimientos!!!! diez con cincuenta!!!!
Hala, ya sentías todas las miradas en tu espalda como diciendo: la Zero será pa rebajar....
Afortunadamente ahora ya, las mujeres nos hemos incorporado a estos y otros empleos y todo ha mejorado sensiblemente.


Una vez resucitados, no solemos tener bastante con esto y tenemos que pasar por la tienda. Aquí los miguelitos o los sobaos son imperdonables y también caen unas patatas fritas "pal camino".
Conclusión, sales del lugar a encajonarte en el coche balanceando la bolsa con un aire digno y la vista al frente, no vaya a ser que tu mirada se cruce con la de alguno de la cola anterior que esté pensando al verte:
- Si hija, si. Que no me entere yo que ese culito pasa hambre...
Después, carretera, dejando esos lugares curiosos, tan muertos y tan vivos al mismo tiempo, olvidados para siempre.
En fin amigos, que son muchas las anécdotas y curiosidades que espero volver a contaros periódicamente, en esta, nuestra atalaya.
¡Que alegría volver al palomar!

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