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miércoles, 13 de julio de 2011

Noches de Karaoke

Yo nunca había estado en un karaoke. Las razones son las mismas por las que nunca he hecho puenting o no me he apuntado a clases de guitarra. Tengo vértigo, soy zurda por lo que aprender a tocar la guitarra para mi es mucho mas difícil que para los demás y yo los retos ya los asumo con precaución, y canto como un gato al que le han pisado el rabo, o peor.
Tengo que reconocer, eso si, que me he quedado fascinada con el mundo que se mueve en torno a los karaokes. Ya había oído algo por un chico que conocí una vez, que frecuentaba uno y que, según el, estaba especializado en Nino Bravo. A lo que se ve, la gente que frecuenta los karaokes acaba haciéndose con un repertorio y todo.
El caso es que fuimos al karaoke a celebrar el cumpleaños de un amigo, el pub es de una amiga de su mujer y esta le había preparado una fiesta, así que cuando llegamos no había nadie y cuando aquello se abrió al público, ya estábamos un poco cociditos. La experiencia fue reveladora y flipante al mismo tiempo, diría aquello de “ hay otros mundos pero están en este”...
Cuando abrieron las puertas al público en general, el bar se pobló de la autentica fauna karaokil, y no tiene desperdicio.
Vaya por delante mis respetos a unas personas que, entiendo que pasan así su tiempo de ocio los fines de semana porque les gusta cantar y se lo toman muy en serio, desconozco si alguno de ellos se ha presentado a operación triunfo, pero si es así, está claro que no les han cogido y por qué.
Primero entró Tina Turner, vamos, la de verdad no, entró la de aquí, una señora ya entradita en años y en carnes, con la permanente igual que la de la Antonia de los Morancos y el pelo teñido de caoba.
Cuando llegáis a una edad y pretendéis modernizar vuestra imagen, nunca, repito, nunca os tiñáis el pelo de caoba. Se de lo que hablo, yo me he teñido el pelo de caoba y lo único que consigues es un efecto boomerang, es decir, pareces con mas años y mas antigua que antes, no se por qué.
Nuestra Tina, además completaba su atuendo con una camisa de rejilla, sin comentarios, y no recuerdo ya, si un pantalón o una falda, quise fijarme pero había tanta tela que cortar que no dí para más. Además no estaba sola, la acompañaba un “mozalbete” con camisa de cuadros y una barriga más que considerable, una rubia de mediana edad ni fu ni fa o sea, rollo madre con camisa de volantes y falda de esas de largo indefinido, y un joven de unos cuarenta y tantos años con pinta de empollón, es decir, gafas redondas, camisa blanca abrochada hasta arriba y metida por dentro. Semejante cuarteto ocupó, como no podía ser de otra forma, la mesa mas cercana al escenario.
Se sube Tina al escenario la primera (quien dijo miedo) y se marca un dúo con el de las gafas, todo muy bien cantado, muy bien las voces, y sus acompañantes escuchando con seriedad y respeto, como debe ser. Mientras, el local se iba poblando muy lentamente de otros maduritos cantores que aguardaban su turno muy formalitos sentados mientras se tomaban una copa, todo muy profesional.

Hasta que llegamos nosotros, los borrachos sinvergüenzas y nos subimos a cantar “ tengo la camisa negra” todas las mujeres. Dios, yo cantaba mal pero es que mis compañeras no se quedaban atrás, yo creo que peor que yo, aunque eso es una apreciación totalmente parcial, por lo que no debe ser tenida en cuenta. Y los profesionales con cara de haber profanado su templo de arte...y eso que aún les quedaba lo peor, porque después de bajar nosotros se subieron los chicos a cantar “ soy minero”, perdido ya el respeto y el pudor. Para haberlo visto. Lo que peor me sabe es que esa noche les destrozamos en entretenimiento a los karaokeños profesionales que después de nuestro infame espectáculo, siguieron subiendo como si nada a deleitarnos con sus melodiosas voces, yo en honor a ellos y por lo que pude observar, he creado el decálogo del cantante de karaoke profesional, por si alguno quiere meterse en el ambiente:
1-     Amarás a Nino Bravo y a Francisco sobre todas las cosas.
2-     Mientras no te toque cantar, permanecerás sentado en silencio, escuchando como si fueses el jurado de operación triunfo.
3-     Si eres mujer, tendrás que esperar a estar entradita en años y adoptarás un supuesto look moderno que te hará aparentar exactamente la edad que tienes pero con el pelo caoba o rubio a mechas.
4-     Si eres un hombre te decidirás o por el look dejado o por el look inadaptado social ya que en tu caso, lo compensarás con la voz.
5-     Si te decides por el look dejado te dejaras crecer una barriga prominente y aspecto de padre de familia de los de antes que se bajaban al bar toda la tarde.
6-     Si te decides por el look inadaptado social, jugarás con el factor sorpresa, ya que en silencio, parecerás un pusilánime ratón de biblioteca estilo cuéntame como pasó y cuando cantes encandilarás con tu chorro de voz.
7-     Nunca, repito, nunca, cantarás una canción animada, ni de pop ni de rock. Desde ya, te tienes que especializar en bordar “ Latino, tengo el calor de una copa de vino”.
8-     Si eres mujer tienes dos opciones, o cantas con un compañero y así aprovechas a ver si ligas o te pones las pilas con las cantantes mexicanas que sólo conoce la gente que canta en los karaokes
9-     Lo tuyo es una vocación, casi una religión. Por tanto odiarás a todo aquel que entre en un karaoke a divertirse, a pasar un buen rato y a reírse.
10- Jamás cantarás con un karaoke en casa ni con la Wii, esto es muy serio. Además, lo tuyo es cantar en público, eres un animal del escenario, aunque sólo os importe a ti y a los amigos que siempre van contigo.
Hay que tener en cuenta que es bastante posible que esta imagen que presento de los karaokes y la fauna que en ellos habita, esté algo distorsionada, pero seguro que mas de uno ha reconocido al primo ese cargante que cantó en una boda y que no había forma de callarle o al compañero de trabajo friki que el día de la cena de empresa se subió al escenario y nos dejo boquiabiertos con su chorro de voz. Lo cierto es que cada uno tiene sus habilidades, unos mas ocultos que otras, eso si, si vais una noche a un karaoke, dejaros fuera la vergüenza y subid a cantar aunque lo hagáis como un gato escaldado, lo pasareis bien.

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