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jueves, 22 de septiembre de 2011

Trucos publicitarios

Tengo que decir que desde que me asomo a este palomar y arremeto contra todo lo que se mueve, estoy mucho mas atenta a lo que me rodea y me estoy (además de ahorrando una pasta en psicoanalistas psicólogos, curas, y otros profesionales de poner la oreja y la mano) dando cuenta de la cantidad de cosas que ocurren a nuestro alrededor en las que apenas reparamos. Cosas absurdas, a veces delirantes y casi siempre, dignas de análisis, por ejemplo la publicidad.
Es mucho lo que se ha hablado sobre lo que engañan los anuncios, sobre las ridículas e inverosímiles historietas que a veces narran o sobre lo poco que tiene que ver a veces el anuncio en si, con el producto que te intentan colar, pero yo pretendo ir mas allá.
Los anuncios de limpieza siempre han sido los mas desastrosos e infumables:
¿Alguien se ha percatado de lo extremadamente sucio que tiene el water la señora del anuncio de cilint bang? Esos chorretones en la taza no sabía yo que existían hasta que fui a ver un piso de estudiantes para alquilar, y ni siquiera llegaron a enseñarme el wc pero extrapolando los datos de cómo tenían el horno puedo hacerme una idea de que sería algo parecido.
La cuestión es que en el caso de los estudiantes, la cosa es entendible, pero no puedo comprender que esa señora con su impecable blusa de seda y sus pelos sin moverse uno de su sitio, tenga los baldosines del cuarto de baño como los de el wc de la estación de Atocha y siendo así, que encima vengan con el cilling bang y una esponja suave, le den una pasadita así sin frotar ni nada y queden como los chorros del oro. Básicamente está llamando guarras a media humanidad, resulta que una frotando con el estropajo, limpiando azulejos, haciendo limpiezas en profundidad que te dejan que cuando acabas te tienes que duchar porque estás sudada sin tener la mitad de porquería que tiene esa señora, y resulta que viene el del cilling bang y de una pasadita le deja el baño que parece que lo ha reformado.
No es que yo sea aquí “la que lava mas blanco”, es mas, realmente paso bastante de la fregona y demás enseres, reconozco que me gusta el orden e intento mantener cierto estado de limpieza en la casa, pero tampoco voy pasando el dedo, ni en la mía ni en la de los demás. Es por ello que se me hacía particularmente odioso el mayordomo de Tenn y su repelente frase de “el algodón no engaña”.
Para mí, este anuncio en su momento, era machismo en estado puro, un tío vestido de mayordomo pasándole el dedo a una señora que acaba de limpiar, ya estamos tratando a las mujeres como criadas y el que viene pasando el dedo y diciendo que quedan restos, como no, tiene que ser un hombre, pues hijo si quedan restos la próxima vez lo limpias tu y si no quieres, ya te diré yo por donde puedes meterte el algodón.
Luego, para los que son de mi quinta o mas antiguos, seguro que recuerdan al tipo de Colón que era el director de la empresa y salía en el anuncio como “er patronsito”, él delante con traje y corbata y todos los empleados con la bata puesta detrás en posición de firmes.
El tipo terminaba el discurso señalándote con el dedo y retándote a que: “busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”...¿Le diría eso alguna vez a su mujer cuando se quedara desnudo? Seguro que no.
El caso es que tuvo muchísimo éxito y la frase se hizo súper famosa, sobre todo porque el anuncio es antiguo y antes no se hacía Sálvame de luxe, que si no, seguro que habrían hundido al pobre hombre llevando al programa hordas de mujeres que: “ buscaron, compararon, encontraron algo mejor y lo compraron”.
Y luego claro, los publicitarios no son tontos y cuentan con la ayuda inestimable de la audiencia, o sea, nosotros, que como nos gusta mas una frase machacona que a un tonto un lápiz, enseguida la hacemos nuestra para todo.
De ahí que de las frases ingeniosas se pasara a las cancioncillas absurdas, veamos algunos ejemplos de ambas:
Tenemos chica nueva en la oficina, que se llama Farala y es divina” – ni que decir tiene que la colonia era una caca pero ese año, dos de cada tres jóvenes aunque sobradamente pijas que aspiran a modernas, la llevaban.
La canción de las compresas,” – que no se como se llama pero que consiste en una cancioncilla rápida en la que no se entiende nada, pero que cuando la oyes te pones a mover el pandero como si fueras la del anuncio, por si alguien no lo recuerda es ese en el que un montón de tías en minifalda bailan el bim bom, todo ello para explicar que la compresa de marras no se nota.
Cuando un desconocido te regale flores, eso es impulso” – madre mía, no se vendieron botes ni nada, ahora, ramos de flores yo creo que no tantos...
En fin queridos, que la publicidad es engañosa, exagerada, nos trata de tontos y encima aciertan, y si no, fijaos, aquí estoy yo años después tarareando:
Es la Española una aceituna como ninguuuuuna”, mientras escribo estas palabras, al fin y al cabo, las cosas de la tele son también trozos de tela de la colcha que es la vida.
A ver si me lee un publicista y me quiere comprar la frase para un anuncio de turrón.

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