VISITAS

lunes, 30 de enero de 2012

La importancia de llamarse...

Hoy traigo a colación un tema de suma importancia y es el de los nombres propios. Si, creo firmemente que uno cuando nace tiene evidentemente el nombre que le ponen sus padres, pero con los años igual que con la cara, acaba teniendo el nombre que se merece.
Seguro que os estaréis preguntando que a que viene semejante filosofada gratuita, pues todo tiene una explicación: ayer me enteré por el periódico del nombre de la mujer de Mariano Rajoy y me quedé impactada. Resulta que se llama Viri. Para ser más exactos, el periódico se refiere a ella como Viri Fernández. Reconozco que al principio me quedé muerta, pensando a que madre sin entrañas se le ocurre castigar a su hija llamándola Viri, e intentando averiguar de donde podía venir un nombre tan feo. A lo mejor la madre durante el embarazo contrajo un virus, se curó y en agradecimiento le puso Viri a la niña... yo que sé.
Después me enteré que no, que la señora se llama Elvira que es un nombre muy digno, pero que es conocida en sus círculos y ahora por todos como Viri, que es un diminutivo. “Pues vaya diminutivo de mierda (con perdón)”, pensé yo. Luego me harté de reír pensando que podían haber hecho lo mismo con el marido, a ese, le cortes el nombre por delante o por detrás lo haces polvo; tienes que llamarle o Mari o ano... tu me dirás... Pero claro, esto ya trajo a mi mente, algunas conclusiones al respecto de cierta tendencia que se tiene en determinados círculos, normalmente conservadores, a ridiculizarse entre ellos mutilando sus nombres propios hasta conseguir que parezcan nombres de perro, y lo que es aún más grave: conservar dichos diminutivos aunque se tengan 60 años, barba cerrada, o se pesen 120 kilos, lo que suele multiplicar por dos el efecto humillante.
Donde quedan esos tiempos en los que a los niños pijos se les ponían nombres recios como Iñigo, Álvaro, Beltrán o Alonso, todos ellos nombres históricos de personas llamadas a gobernar con mano firme, esta nuestra nación y a marcar sus hidalgos nombres con letras de oro en la historia, nombres todos ellos lucidos con orgullo patrio. Porque no nos engañemos, eran ellos los llamados a dejar huella en la humanidad, la Caritina, Pitita, Viri, Curry o Cuca de turno nunca salía a la luz, envejecía jugando al tute con su grupo de decrépitas amigas con nombres tan ridículos como el suyo, y apoyando al conquistador de apellido compuesto en su larga carrera hacia la gloria. De vez en cuando salía algún bohemio, una oveja negra que se hacía hippie o se largaba a alguna isla a fumar porros e inventar cosas inútiles, pero vamos, eran los casos menos frecuentes y se les aislaba dejando claro que eran elementos subversivos y probablemente rojos.
Sin embargo, decidme si podéis, a que mente enferma se le puede ocurrir que una niña de nombre Esperanza, acabe convertida en una señora sesentona a la que todo el mundo llama “Pitita” o a que persona de bien, se le ocurre seguir llamando “Caritina” a la oronda hija de Cari Lapique cuando lo único que le pega es “Carotona” o para ser mas exactos “Culandrona”, ya que así por lo menos la gente asociaría enseguida su nombre con ella; y para terminar de rizar el rizo, le doy cincuenta euros al que consiga descifrar cual es el verdadero nombre del último novio de Chenoa, el empresario “Curi “Gallardo (sí, has leído bien).
Francamente, todos estos ejemplos que hemos visto, podían haber tenido algún sentido en la infancia de estas personas, el problema viene cuando uno no termina de desprenderse de esa etapa de su vida y acaba siendo el abuelo Curi Gallardo, no fastidies...
De todas formas, tengo comprobado que estas cosas pasan normalmente con gente de dinero y mayormente de derechas. Gente que puede moverse libremente y sin complejos por el mundo estrechando la mano y presentándose sin rubor como: “Potota”, “Cuca “ o “Pocholo”, porque imaginaos la cara de un entrevistador del Carrefour ante una tía que se presenta para cajera diciendo que se llama Viri Fernández: se descojona. Y si a mí me dicen que, por ejemplo, van a poner mis asuntos en manos del prestigioso abogado “Curi Gallardo”, es inevitable que me venga a la mente el negro de “Corrupción en Miami” o un venezolano con cadena de oro rollo Espartaco Santoni, en vez de un profesional serio y competente con siete master, que es lo que pensaría de un abogado que se llamara por ejemplo: Beltrán Gómez Sainz de Baranda.

El caso es que luego, para compensar, los perros de esta gente suelen tener nombres de personas si son de una raza más o menos grandes, por ejemplo “Paco”,“ Lucas” o “Lola” que son nombres de lo más respetable, y lo gracioso es que lo hacen como para dignificar al animal no poniéndole un nombre ridículo. El mundo al revés.

4 comentarios:

  1. Divertidisimo Silvia! !! Nunca defraudas !! Además es que todos lo tenemos enel subconsciente. La de nombres feos que usan personas con nombres preciosos. Y lo de los perros......sublime! !!!

    ResponderEliminar
  2. Excelente blog. Me encanta !! Diseño, distribución, posts ... Mí más sincera enhorabuena. Acabo de descubrir el blog por los Premios 20Blogs. Me lo apunto para futuras visitas y para recomendar a mis amigos.

    A seguir haciéndolo igual de bien.

    Saludos de 365 IDEAS DE NEGOCIO

    http://365ideasdenegocio.blogspot.com

    ResponderEliminar

Contribuyentes