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martes, 5 de abril de 2011

Tele - videntes

Si no sois personas de mucho dormir, incluso si lo sois y alguna noche por lo que sea no podéis conciliar el sueño, incluso si una mañana no tenéis nada mejor que hacer que darle al botoncito del mando, o una tarde queréis repasar los canales que tenéis memorizados, os invito a que pongáis cualquier canal de televisión, sobre todo los que podemos ver desde que llegó a nuestras vidas para quedarse la TDT.
Esa noche, o esa mañana, o esa tarde, porque ya es a todas horas, vais a descubrir el universo de los tele – videntes, o sea, de los videntes televisivos, unos seres esperpénticos que dejan en pañales a la famosa bruja Lola, esa de las velas negras y al también conocido Paco Porras, con todas sus verduras a cuestas.

Para empezar, analicemos el aspecto físico. Los hombres, o sea, los videntes masculinos, tienden a dejarse espesas melenas negro azabache o amarillo pollo, sobrios trajes oscuros en un inútil intento de parecer serios o llamativas túnicas que recuerdan a la mujer de Jesús Gil y sus asombrosos vestidos marbellíes.

Ellas, o sea, las videntes, o no se si debería decir videntas que uno ya no sabe ni como usar el lenguaje de forma correcta, en eso mi madre siempre lo ha tenido muy claro porque incluso antes de que fuésemos miembros y miembras, ella ya separaba los géneros. Están los médicos, notarios, guardeses, vigilantes y luego las medicas, notarias, guardesas y vigilantas. No en vano, cuando discutimos y le doy mi opinión sobre algo siempre me acaba diciendo con mucho retintín: bueno hija tu lo sabrás mejor, que como eres medica y notaria...

Volviendo al tema, las videntes femeninas abusan del rubio platino chamuscado o el caoba rabioso, exceso de maquillaje y túnicas a gogo. Luego están los nombres, siempre son exóticos y normalmente se ponen delante profesor, o madame...sin comentarios y todos, los de ambos sexos, emplean absurdos métodos de videncia.

Primero la incauta que le entra la llamada en directo, porque esa es otra, los hay que tienen teléfono para directo y que te atienda la superestrella, y teléfono para privado y que te atienda una persona de su gabinete, es decir, un teleoperador que gana 10 euros la hora como mucho y sabe de echar las cartas lo mismo que la superestrella, o sea, nada, supongo que la diferencia entre que te atienda uno u otro, también esta en el precio.

Después de que entre la llamada, te preguntan en que te pueden ayudar, y tu se lo explicas con bastante detalle, mas preguntas que te hace ella, le sirven para hacerse su composición de lugar y saber por donde van los tiros, con todos esos datos, se meten en faena.

Unos adivinan solo con que le digas el horóscopo, como no hay Aries por el mundo...otros te piden que elijas cartas y que si las quieres de arriba o de abajo, otros te piden el nombre y desde donde llamas y ya con esos datos, te hacen la predicción.

Muchas de las personas que llaman, se ve que lo hacen a menudo, porque mantienen cierta confianza con el adivino, le llaman por su nombre e incluso le dicen:

- ¿ Te acuerdas la otra vez que te llamé por lo de mi marido? Pues al final nada.

- Claro cariño, eso ya te lo dije que yo, que había posibilidades pero que no era seguro – que lista, así acierto hasta yo.

- Si, si, ya lo se.

Alargan la llamada todo lo que pueden, no en vano, eso es lo que les va a proporcionar los ingresos y luego al despedirse, en su ultimo y mas sangrante alarde de oportunismo temerario, acaban diciendo que ya les volverá a llamar la persona para decir que ha acertado.


Tengo que decir que en los visionados de estos programas que he estado realizando para escribir este articulo, en no pocas ocasiones llaman telespectadores para insultar y llamar mentirosos y farsantes a estos personajes, pero es tanta su cara, que ellos atribuyen estas llamadas a personas envidiosas que les quieren mal, también diré que me he reído bastante con las barbaridades que cuenta la gente por teléfono y aun mas con las respuestas de la vidente en cuestión y sus métodos, lo que no me ha impedido constatar lo grande que es la soledad del ser humano, la necesidad que tenemos de que cuando las cosas nos van mal, alguien nos diga que no va a ser así siempre, aunque sea un fantoche con una túnica de disfraz de merlín del todo a 100 y sobre todo, como demuestra la audiencia que tiene un programa de una cadena privada de primer orden, cuanto echamos de menos y que poco nos resignamos a perder a los seres queridos.

Siempre han existido los charlatanes, en todos los ámbitos de la vida además, y ahora mas que nunca, en tiempos de crisis, lo mejor es poner en tu vida un brujo que cuando le cuentes que estas en el paro, tu marido te ha dejado y tienes un bulto sospechoso en la ingle, te baraje las cartas y te diga:

- Uy que cartas mas buenas, en dos meses encontraras un trabajo estupendo, hay un vecino que está enamorado de ti en secreto y por eso no te has dado cuenta, pero te lo va a decir enseguida y vais a ser muy felices y el bulto ese es por los nervios que te hacen reflejo y te ha engordado una vena, bébete un vaso de agua y da dos vueltas al salón a la pata coja y se te quita, ya me llamaras dentro de dos meses para contarme como te va y ahora te corto cariño que tengo otra llamada...piiiiiiiiiiiiii.

Te deja con la palabra en la boca justo cuando le ibas a decir que no querías un trabajo, sino poner una tienda con el dinero del despido y necesitabas saber como te iba a ir, que tu marido te ha dejado porque le contaste que te has dado cuenta que te gustan las mujeres y que el bulto en la ingle es lo que menos te preocupa porque ya te ha dicho el médico que es de grasa, pero cuando vuelves a llamar, das tu nombre y dices que te pasen en directo porque quieres aclarar todo eso, casualmente madame x siempre esta atendiendo otras llamadas, aunque tu la estás viendo en ese momento en antena barajando las cartas con sus manos llenas de anillos, esperando que llame otro infeliz, o infeliza.

Este artículo puedes leerlo también en http://www.yamelose.com/



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