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miércoles, 30 de marzo de 2011

Productos milagrosos

Estos días es noticia que la empresa comercializadora de unas pulseras magnéticas ha sido multada, obligada a pedir perdón, a publicar que su pulsera no sirve para nada y a devolver el dinero a las personas que la compraron, todo esto en Australia.

Lo que me sorprende es que este tipo de cosas sean noticia cuando el 99% de los productos que se anuncian en las teletiendas son mentira. Ahora, todos nos compadecemos y nos reímos internamente de esos incautos que se compraron la pulserita esperando mejorar su salud, sin embargo una vez mas pecamos del fariseísmo y prepotencia que nos caracteriza, pretendiendo no contarnos entre las filas de los pardillos que, alguna vez, hemos caído en la trampa y comprado algún absurdo producto milagroso que, para vergüenza nuestra, ocultamos en el rincón mas oscuro de nuestro armario, probablemente con las piezas rotas desde el primer día y resistiéndonos a tirarlo, seguramente porque todavía nos duelen los 50 o 100 euros que pagamos por él.

Vienen a mi memoria sonrojantes artículos como los famosísimos cinturones vibrantes esos de ventosas, que te los pones un ratito viendo la tele y te dejan una tableta de chocolate que ríete tu de Cristiano Ronaldo, encima en el anuncio, salía un tío, siempre hablando en ingles subtitulado con unos abdominales de hierro y peinado con secador de mano, explicando como el cinturoncito le había cambiado la vida, para ilustrar semejante falacia ponen una foto del tipo antes de su epifanía con el cinturón vibrante y descubres a un señor al que no le sobraban unos kilos, no. Sino con una obesidad mórbida mas que notable, vamos, que se puso el cinturón y le adelgazaron las piernas, los brazos, y hasta la papada se le quitó. No me digan que no nos están llamando descaradamente tontos.


El tema de los productos adelgazantes es quizás el más sangrante, cremas reductoras y hasta zapatillas de deporte que, solo poniéndotelas y caminando te hacen perder peso y además, comiendo lo que quieras, ¡que chollo!.

La limpieza es otro universo del mundo de las mentiras de las teletiendas. Escobas mágicas que llegan a todos los rincones, fregonas que no tienes ni que agacharte, ni que mojarte ni que apretar, vamos que limpian solas, bayetas mágicas y productos de limpieza que siempre se ponen a prueba en wc roñosos, que ya nada mas ver el water tienes que pensar que el producto es mentira, porque yo no conozco a nadie por guarro que sea, que tenga el inodoro con semejantes churretes y si es así, dudo mucho que una persona tan dejada se vaya a gastar 50 euros en un producto para limpiarlo, si lleva diez años sin limpiar el water ¿por qué iba a hacerlo ahora?.

Yo misma reconozco que compré un agarradero con ventosas para la bañera de mi madre, pensando que así podía sujetarse para salir del baño, hicimos la prueba y si, pegaba que no veas, hasta el punto que cuando fui a despegarlo para ponerlo en su lugar definivo arranqué un azulejo, está en mi armario escondido junto con un letrero imaginario que dice: idiota.

Conclusión: somos vagos, perezosos, tacaños y crédulos. Queremos comer hasta reventar y estar delgados, limpiar sin esforzarnos o peor aún, ahorrarnos la asistenta con una fregona mágica que friega sola y además curarnos cosas como la hipertensión, el estrés o la artrosis con una pulserita de goma. Y luego nos hacemos cruces ante una empresa que admite que nos ha engañado, por favor, antes de hablar tan a la ligera, busquemos en nuestro armario ese juego de cuchillos japoneses con el mango roto porque intentamos cortar un tubo de acero como hacían en el anuncio, el que no haya sido timado, que tire la primera piedra.
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Este artículo tambien puedes leerlo en yamelose.com

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