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miércoles, 20 de octubre de 2010

POBRE NIÑO LISTO

De entre toda la oferta de programas que han surgido como setas sobre una misma o parecida temática, por ejemplo los de viajes ( españoles, madrileños, valencianos, castellano-manchegos, callejeros, deportistas por el mundo) o los de documento social ( callejeros, mi camara y yo, comando actualidad...) elijo para ver el otro día éste último, cuya temática es la de la gente que vive en pisos de pocos metros, como se organizan etc...
El programa en si, me pareció interesante, pero durante el mismo, llama mi atención algo que no tiene nada que ver con la temática inicial, y que da origen a esta humilde parrafada.
Uno de los casos, va sobre una señora, madre soltera que vive en un piso muy pequeño en el centro, hasta aquí todo normal, la señora enseña su casa, su habitación, su cocina y la habitación de su hijo que no supera los 11 años, en estas se presenta el muchacho que viene del cole, y aquí empieza el tema paralelo que capta mi atención.
El chaval en apariencia fisica es normal, hasta que abre la boca, para empezar es presentado al reportero de manera formal y le saluda dandole la mano y todo, a continuacion este le hace unas preguntas que el chico responde con gran madurez, y empleando una riqueza de vocabulario que ya quisiera para si Constantino Romero, después la madre le dice que falta un poco para la cena que si quiere mientras que haga los deberes, a lo que el responde que ya los ha hecho en el autobus que mejor, se va a practicar un poco con el violín.
Lo saca, lo limpia, y le comenta al reportero que es que el toca el violin desde los 6 años, pero que en realidad lo que quiere es ser Luthier, para construir y reparar los mejores violines...
La madre mientras lo mira desde la cocina ( ya hemos dicho que la casa es pequeña) a punto de reventar de orgullo, seguro que antes de que su hijo anduviera metido en esos jardines ni sabía lo que era un Luthier o si, en cualquier caso, no puedo dejar de sentir pena ante lo que me sugiere el repipi del niño del piso de 3o metros.
Me imagino al pobre sabiondo superdotado, sin culpa alguna de ser como es, hablando en el cole como una persona de 40 ños ante las burlas de todos los granujas del curso, aburriéndose mortalmente en las clases y sintiendo pena del pobre profesor mileurista que no tiene ni idea de nada mas alla de lo que le obliga el temario...
¿ Pero y en la calle?
Sin amigos de su edad, obligado por su propia condicion a comportarse e interactuar como un adulto, incluso dando a estos sopas con ondas en las cenas familiares, dando su opinion sobre diversos temas con sus palabras grandilocuentes y su voz de adolescente con el cambio en ciernes...
El repelente niño Vicente, vamos.
Recientemente tuve conocimiento del caso de un niño catalán, bueno, ahora ya casi un joven, aunque aun no es mayor de edad, que monto su primera agencia de viajes con 14 años, para lo cual tuvo que emanciparse de sus padres, los cuales ahora trabajan para el y bien orgullosos que están, el mozo ya tiene como 5 agencias por todo el territorio nacional...
Pobres niños sin infancia, pobres padres sin niños.
Nunca sabrán lo que es meter a su hijo en la bañera con ropa y todo porque ha venido lleno de barro de pies a cabeza, tampoco podrán sentarse con su hijo para ayudarles con los deberes y derretirse de amor cuando les digan:
- papá me han puesto unos problemas muy difíciles en el cole, a ver si tu los sabes...
Y poder ayudarle, o no, y entonces mentirle y decirle:
- jolín si que son dfíciles, es que estos deberes son de mayores..
Claro que igual esos niños que tienen infancia nunca serán Luthiers, o tal vez lo sean a su debido tiempo, cuando toque, cuando se hayan desollado las rodillas, cuando hayan jugado al futbol o a  las Barbies y cuando se hayan hartado de ver Bob Esponja.
Si yo fuese madre intentaría no entrar en competiciones para ver cuan adelantado sobre los demás niños de su edad está mi hijo, y sobre todo, odiaría tener que decir la frase:
- parece mayor para su edad.
Porque los niños tienen que aparentar la edad que tienen, por su propio bien.


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