MANÍAS

Leo el dominical de El País, sí, ya se que es miércoles pero yo tengo mi propia forma de leer el periódico, a saber:

Si puede ser, el mismo domingo separo la parte sepia de economia y la parte cultural y leo el diario, ya que pienso que son noticias del día y no tiene mucho sentido leerlo dos días mas tarde, la parte sepia la ojeo, pero francamente no me la leo en profundidad, y las hojitas de cultura, me las voy leyendo por la noche en el intermedio de Salvados, que es lo que suelo ver los domingos. El dominical, lo voy leyendo a lo largo de la semana, y me dura más o menos días según el tiempo libre que tenga, a partir del miércoles lo dejo en el cuarto de baño y voy completando su lectura en esos ratitos que tenemos...

En casa, no soporto dejar mis aparatos electrónicos encendidos todo el día y tampoco en standbay, con la perpétua lucecita roja, naranja o azul observándote constantemente como el ojo de Mordor. Reconozco, que me he pasado mis buenos ratos intentando descubrir donde tienen las teles el botoncito de apagado total y para mi frustración, todavía no lo he conseguido, yo creo que algunas ya no lo traen. No obstante sigo intentándolo.Tengo claro que si hubiera seguido viviendo sola, habría seguido acumulando manías y rutinas en una enorme montaña de leyes no escritas de como deben ser las cosas y bueno, cuando estás sola para ti está bien y es correcto, de hecho tu has fabricado esas "leyes" que conforman la república independiente de tu casa ( ¡viva ikea!). Quien no ha observado desde fuera a alguna persona que te dice que en su casa tienes que doblar los paños de cocina con forma triangular en vez de cuadrada y ha pensado, joder que tía mas tiquismiquis, sin acordarnos que en nuestra casa las toallas están ordenadas o por colores, o por mas nuevas o mas viejas y que en la cocina tenemos el armarito de las especias a mano y detrás las pastas y legúmbres y en otra puerta el café y las cosas del desayuno y que si alguien nos mete el frasco del nesquik en el armario de los spaguettis arrugamos la nariz y a lo mejor no decimos nada, pero en cuanto se da la vuelta con mucho alivio, retornamos éste al lugar que le corresponde.

Cuando convives con alguien, el proceso de adaptación conlleva el hacer ciertas concesiones en tu forma de hacer las cosas y adquirir con el otro, al igual que el otro contigo, ciertos niveles de tolerancia. Esto se agradece porque de no ser así, a estas alturas tendría los libros clasificados por leídos o no leídos, o me pasaría los días colocando los armarios de la cocina o los de las toallas, o cuando fuese muy mayor, de repente alguien se daría cuenta que hace tres días que no ve a la señora Silvia, y si forzaran la puerta, lo mismo me encontraban a las tres de la mañana sentada en el sofá mirando fijamente la tele apagada con cara de loca y el mando en la mano murmurando ¿donde estás?.

Maniática que es una, ya lo se, pero nada, el que esté libre de manías que me apedree, como se suele decir.

Hoy os traigo una receta sencilla que me enseñó mi madre y que gusta mucho por el sabor que da el atún.

PIMIENTOS DE PIQUILLO RELLENOS DE ATÚN

INGREDIENTES:

Un bote de pimientos de piquillo

1 lata de atún en aceite

puré de patata, casero o de paquete

sal

cebolla

1 tomate

1 poquito de agua  o caldo de pescado ( vale un starlux)

PREPARACIÓN:

el relleno es muy sencillo, se mezcla el pure de patata con el atún en aceite, una o dos latas, cuanto más atún mas jugoso, dejando tambien el aceite de la lata, se forma una pasta y con ello se rellenan los pimientos cerrándolos con palillos, menos uno.

La salsa la hacemos con un sofrito de tomate y cebolla, cuando esté, le añadimos el pimiento que hemos dejado aparte y el caldo y añadimos la sal, dejamos que de un hervor y lo trituramos con la batidora, cuando tenemos ya la salsa preparada, metemos dentro los pimientos y dejamos que de un hervor con la salsa para que coja sabor.